Barrios y zonas popularesShibuya Sky: el mirador más espectacular de Tokio
Una panorámica de 360° sobre la ciudad de Tokio
El perro Hachikō, símbolo eterno de lealtad y amor incondicional
En el corazón de Shibuya, junto a una de las estaciones más transitadas de Tokio, se encuentra una estatua que ha conmovido a generaciones: la del perro Hachikō, símbolo eterno de lealtad y amor incondicional. Su historia, real y profundamente humana, va mucho más allá del bronce y las fotografías: es una de las leyendas más queridas de Japón y un emblema universal de fidelidad.
Hachikō nació en 1923 en la prefectura de Akita, al norte de Japón. Era un perro de raza Akita Inu, conocida por su nobleza y fidelidad. En 1924 fue adoptado por el profesor Hidesaburō Ueno, quien impartía clases en la Universidad Imperial de Tokio. Desde entonces, se formó entre ellos un vínculo inseparable.
Cada mañana, Hachikō acompañaba a su dueño hasta la estación de Shibuya, donde lo despedía mientras subía al tren rumbo a la universidad. Por la tarde, fiel a su costumbre, el perro regresaba al mismo lugar para esperarlo y volver juntos a casa.
Esta rutina se repitió día tras día, hasta el 21 de mayo de 1925, cuando el profesor Ueno falleció repentinamente durante una clase y nunca regresó. Sin saberlo, Hachikō lo esperó esa tarde... y todas las siguientes. Durante diez años consecutivos, el perro acudió puntualmente a la estación, esperando ver aparecer a su amo entre los pasajeros.
Los vecinos, empleados y viajeros empezaron a notar su presencia diaria y comenzaron a alimentarlo y cuidarlo. La historia de su lealtad se difundió por todo Japón cuando un periodista la publicó en un periódico nacional, convirtiendo a Hachikō en un símbolo de fidelidad que conmovió a todo el país.

- Llega temprano si quieres una foto sin multitudes.
- Es uno de los puntos de encuentro más populares de Tokio.
- La encontrarás justo frente a la salida Hachikō de la estación de Shibuya.
- De noche, la iluminación del entorno hace que destaque aún más.
En 1934, un año antes de su muerte, se erigió una estatua de bronce de Hachikō frente a la estación de Shibuya, con el propio perro presente en la ceremonia de inauguración. Fue un gesto de reconocimiento nacional a su lealtad inquebrantable.
Durante la Segunda Guerra Mundial, la primera estatua fue fundida para obtener metal, pero en 1948 se encargó una nueva escultura, obra del hijo del artista original, Takeshi Ando. Esta versión es la que puede verse hoy, en el mismo lugar donde Hachikō esperó durante una década.
La estatua se ha convertido en uno de los puntos de encuentro más populares de Tokio, además de un lugar de homenaje. Cada 8 de abril, se celebra una ceremonia conmemorativa frente a la estatua, a la que asisten cientos de personas junto a sus mascotas para honrar su memoria.
Aunque el cuerpo de Hachikō fue preservado y puede verse disecado en el Museo Nacional de Ciencia de Japón, parte de sus restos fueron enterrados junto al profesor Ueno en el cementerio de Aoyama en Tokio.
Casi noventa años después, en 2015, se inauguró en la Universidad de Tokio otra estatua de bronce que representa el reencuentro eterno entre Hachikō y su amo, abrazados por fin después de tantos años de espera.
La historia de este perro fiel ha sido contada muchas veces, pero la más conocida internacionalmente es la película “Siempre a tu lado, Hachiko” (2009), protagonizada por Richard Gere, basada en el film japonés original Hachiko Monogatari (1987). Ambas versiones narran la devoción inquebrantable de Hachikō, y han hecho llorar a millones de espectadores alrededor del mundo.
Su figura también ha inspirado referencias en series como Futurama y Digimon, demostrando que su historia sigue viva en la cultura popular.

Hachikō no fue un perro común: fue el reflejo más puro de la lealtad, capaz de esperar a su amigo humano durante diez inviernos y diez primaveras.
Hoy, miles de visitantes se detienen cada día frente a su estatua en Shibuya, no solo para tomarse una foto, sino para rendir homenaje a un lazo que ni la muerte pudo romper.

Desde la estatua de Hachikō, el corazón de Shibuya se despliega en todas direcciones, ofreciendo mucho más que el famoso cruce Shibuya Crossing. A pocos pasos encontrarás el centro comercial Shibuya 109, icono de la moda juvenil japonesa, así como calles repletas de cafeterías temáticas, izakayas y tiendas de tecnología y diseño. También puedes pasear por el moderno complejo Shibuya Scramble Square, subir al mirador Shibuya Sky para ver toda la ciudad desde las alturas o recorrer el cercano Miyashita Park, un espacio urbano con jardines, terrazas y arte al aire libre que refleja la cara más actual y creativa de Tokio.

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