Templo Zojo-ji: historia viva junto a la Tokyo Tower

A los pies de la icónica Tokyo Tower se encuentra uno de los templos más importantes y con más historia de Japón: el Templo Zojo-ji. Este lugar combina espiritualidad, arte e historia, siendo un refugio de tranquilidad en pleno corazón de Tokio.
Fundado hace más de seis siglos, sigue siendo hoy un símbolo de la conexión entre la tradición budista y la modernidad de la capital japonesa. 

El Templo Zojo-ji (増上寺) es el templo principal de la escuela Jōdo-shū (Tierra Pura) de la región de Kanto. Fue fundado en 1393 por el monje Yūyo Shōsō y trasladado a su actual ubicación, en el distrito de Minato, en 1598 por orden del shōgun Tokugawa Ieyasu, fundador del shogunato Tokugawa.

Durante siglos fue el templo familiar del clan Tokugawa, por lo que en su interior se encuentran los mausoleos de seis shōguns y varios miembros de esta influyente familia.
Aunque gran parte de sus edificaciones fueron destruidas durante la Segunda Guerra Mundial, el templo fue cuidadosamente reconstruido, conservando la majestuosidad que lo caracteriza.

El complejo del Zojo-ji abarca varios edificios, jardines y monumentos que reflejan la historia y la estética del budismo japonés:

• Sangedatsumon: la gran puerta principal, construida en 1622, es el edificio de madera más antiguo de Tokio. Ha sobrevivido a incendios, terremotos y guerras, y representa las tres puertas de la liberación: vacío, sin forma y sin deseo.
• Sala Principal (Hondō): reconstruida en 1974, alberga una gran estatua de Amida Buda, el principal objeto de veneración del templo.
• Mausoleo de los Tokugawa: ubicado en la parte posterior del recinto, guarda los restos de seis shōguns y sus familias.
• Jizō Garden: un rincón lleno de centenares de estatuas Jizō, protectoras de los niños y viajeros, que los fieles decoran con gorros rojos, baberos y molinillos de viento como ofrenda espiritual.
• Museo del Tesoro (Treasure Gallery): inaugurado en 2015, exhibe piezas artísticas y modelos del antiguo mausoleo Taitoku-in, obra maestra de la arquitectura Edo.

1. Recorrer el Sangedatsumon

Caminar bajo la gran puerta roja es una experiencia simbólica: se dice que atravesarla libera de los tres deseos mundanos (avaricia, odio e ignorancia). Desde allí, el contraste con la Tokyo Tower al fondo es una de las imágenes más representativas de Tokio.

2. Explorar el cementerio de los Tokugawa

El mausoleo alberga los restos de seis shōguns y sus familias, acompañados de linternas de piedra, emblemas familiares y un ambiente solemne. Es un testimonio tangible del poder político y espiritual del periodo Edo.

3. Descubrir el jardín de las estatuas Jizō

Estas pequeñas figuras representan a los espíritus de los niños fallecidos prematuramente. Según la tradición budista, Jizō protege sus almas ayudándolas a alcanzar la iluminación. Es habitual ver familias colocando gorros, baberos o juguetes como muestra de afecto y oración.

4. Visitar la Galería del Tesoro

Este espacio moderno exhibe pinturas de la escuela Kanō, objetos rituales y una impresionante maqueta del mausoleo Taitoku-in, destruido durante la guerra. La visita ofrece una visión profunda del arte y la espiritualidad del periodo Edo.

• Combina la visita con la Tokyo Tower: están a escasos metros una de la otra, por lo que puedes disfrutar de ambas en una misma mañana.
• Respeta los espacios de oración: aunque el templo está abierto al público, muchos visitantes acuden a rezar, especialmente en el área de las estatuas Jizō.
• Evita los fines de semana por la mañana: es cuando se celebran ceremonias y bodas, y el acceso puede ser más limitado.
• Visita en primavera o otoño: los cerezos y los arces del recinto ofrecen un marco natural espectacular.
• Entrada gratuita: el acceso al templo y jardines es libre; solo la Galería del Tesoro tiene coste (700 yenes).

El Templo Zojo-ji es mucho más que un conjunto de edificios antiguos: es la representación viva de cómo Tokio ha sabido mantener su esencia espiritual entre la modernidad.
Su conexión con los Tokugawa, su arquitectura centenaria y su convivencia con la Tokyo Tower lo convierten en uno de los lugares más emblemáticos para comprender la historia y el alma de Japón.
Visitarlo es, en cierto modo, mirar hacia el pasado sin apartar la vista del futuro. 

El templo está rodeado de lugares que merecen la pena visitar a pie:

• Tokyo Tower: a menos de 3 minutos, ofrece las mejores vistas de la ciudad.
• Shiba Park: uno de los parques más antiguos de Tokio, ideal para pasear y descansar.
• Hamarikyu Gardens: jardines imperiales tradicionales junto al río Sumida, a unos 20 minutos a pie.
• Museo de Arte de Tokio: en Roppongi, a pocos minutos en metro.